Acabamos de publicar un artículo sobre la jornada por la Vida que se celebra el próximo 25 de marzo. Con tal motivo desde ‘Iglesia en Aragón’ llamamos al obispo monseñor Redrado, capellán del Hospital San Juan de Dios de Zaragoza, para que nos dijera unas palabras sobre lo que implica acompañar a las personas en el tramo final de su enfermedad. Él nos decía: «Puedo decir que los últimos momentos pueden vivirse, y de hecho así se viven aquí, con mucha dulzura». Y de repente, nuestro querido amigo, gran servidor de los enfermos, acaba cayendo: «Me lo esperaba y me lo acaban de comunicar: soy positivo, tengo el virus». Nos lo explica así en una carta que generosamente ha querido hacernos llegar:
Me han dado tres recomendaciones:
- Primera: no salir de la habitación
- Segunda: no salir de la habitación
- Tercera: seguir sin salir de la habitación.
Que estoy con el virus. Y yo a obedecer hasta que el virus se vaya y me deje en paz. ¿cuándo? ¿15 días?.
Comenzamos AGENDA nueva, vida nueva: mucha lectura, mucha música, meditación, oración.
Es un mundo nuevo, esperemos que el resultado sea también nuevo, con nueva vitalidad.
Empezamos la vida “cartujana”. Ayer sirviendo, hoy te tienen que servir: te dejan las comidas y otros servicios en la puerta de tu habitación, nada de contacto con las personas. Espero que el virus no se propague también por internet o por teléfono con los que puedo comunicarme.
Es una soledad no elegida, obligada, y mirando al cielo que no empeore.
De momento no tengo fiebre, me siento bien. No necesito mayores curas, solo estar “encerrado” entre cuatro paredes y atento a las señales que me dé el cuerpo.
Esta es la noticia, esperemos que dure poco. No podéis hacer nada por mí, solo rezar- HACEDLO- Yo lo haré también por vosotros. Tengo más tiempo.
+ José L. Redrado, OH