Domingo 6º del tiempo rodinario: 23 de febrero de 2020

Raúl Romero López
17 de febrero de 2020
Domingo VII del tiempo ordinario

AMBIENTACIÓN

Las exigencias del evangelio son imposibles de cumplir humanamente. ¿Quién puede perdonar al enemigo? Sólo caminando con Jesús tendremos la fuerza del Espíritu para realizar lo que Él hizo. Los cristianos ya no podemos limitarnos a vivir con la ley del talión. La ley que nos dejó Jesús en su testamento fue ésta: Esto os mando: que os améis unos a otros como Yo os he amado. A más de veinte siglos de distancia, esta ley de Jesús la tenemos los cristianos todavía sin estrenar. ¿Cuándo vamos a tomar en serio el cristianismo?

LECTURAS DEL DÍA

Lev. 19,1-2.17-18   –    ICor. 3,16-23

EVANGELIO

Mt. 5,38-48

Habéis oído que se dijo: “Ojo por ojo, diente por diente”.
Pero yo os digo: no hagáis frente al que os agravia. Al contrario, si uno te abofetea en la mejilla derecha, preséntale la otra; al que quiera ponerte pleito para quitarte la túnica, dale también el manto; a quien te requiera para caminar una milla, acompáñale dos; a quien te pide, dale, y al que te pide prestado, no lo rehúyas.
Habéis oído que se dijo: “‘Amarás a tu prójimo’ y aborrecerás a tu enemigo”. Pero yo os digo: amad a vuestros enemigos y rezad por los que os persiguen, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos. Porque, si amáis a los que os aman, ¿qué premio tendréis? ¿No hacen lo mismo también los publicanos? Y, si saludáis solo a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de extraordinario? ¿No hacen lo mismo también los gentiles? Por tanto, sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto

REFLEXIÓN

1.- QUÉ ERA LA LEY DEL TALIÓN. Esta ley la encontramos en la Biblia como un remedio para humanizar los temibles códigos de venganza que existían entonces. Así en Dt. 19,21 se lee: »Vida por vida; ojo por ojo, diente por diente, mano por mano y pie por pie». Tu puedes hacer al otro el mismo daño que te han hecho, pero no te puedes propasar. (Si te han arrancado un diente, tú no le puedes arrancar las muelas)

Hay que tener en cuenta que

  • No existe perspectiva de vida futura.
  • No hay policías.
  • La ley era para todos, aunque fuera el hijo del rey.
  • Es como la expresión del principio: no hagas a otro lo que no quisieras que te hicieran a ti.

2.- JESUS ELIMINA LA LEY DEL TALIÓN. «Habéis oído: ojo por ojo y diente por diente… pero YO OS DIGO». Aquí Jesús aparece como un nuevo Legislador. Y lo bueno es pensar que Jesús saca las leyes de su propio corazón. Nadie puede mandar el perdonar a sus enemigos si antes no lo hubiera realizado ÉL. «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen». Los cristianos no nos situamos ante una ley, una norma, un Código sino ante la Persona de Jesús. La norma de Jesús fue ésta: »Yo hago siempre lo que al Padre le agrada.» (Jn. 8,29). La norma del cristiano debe ser ésta: «Yo hago siempre lo que agrada a Jesús». Santa Teresita hacía su examen de conciencia diario con estas palabras: y Tú, Jesús, ¿estás contento de lo yo he hecho en este día? 

3.- JESÚS NO SOLO ELIMINA SINO TRASCIENDE LA LEY DE TALION.  Podía haber dicho: «Si te abofetean en una mejilla, tú no le respondas con otra bofetada, pero dice: Tú, preséntale la otra. Podría haber dicho: «al que te pide el manto, la ropa exterior, deja que se lo lleve».

Pero le dice: «dale también la túnica, es decir, la ropa interior» Y se queda desnudo. Desnudos, sin argumentos, sin razonamientos humanos, fiándonos plenamente de Él. Jesús quiere sanar nuestras raíces de pecado. El pecado siempre nos hace daño. El obrar como Jesús siempre nos hace bien. Yo no convenceré nunca al malvado si le digo que su actitud me hace daño a mí o a otros. Pero le podré ayudar si le convenzo de que su actitud le está haciendo un daño irreparable a sí mismo. En este Domingo se nos da lo mejor del evangelio. Tal vez Nietzsche tenía toda la razón cuando decía: «Sólo hubo un cristiano y ése murió en la cruz.»

PREGUNTAS

1.- ¿Estoy todavía en la ley del talión? ¿Pido la pena de muerte para los que hacen el mal?

2.- ¿Abrigo en mi corazón sentimientos de ira, venganza, revancha contra los que me han hecho daño?

3.- Convencido de que esta doctrina no la puedo cumplir, ¿pido a Jesús que me ayude con su gracia?

ESTE EVANGELIO, EN VERSO, SUENA ASÍ:

«Sabéis que también se dijo

-aludiendo a la venganza-:

«Saca sólo ojo por ojo

y diente por diente arranca».

Sin embargo, yo os digo

que no os toméis la revancha

contra el que os hace daño,

‘os persigue o amenaza.

Al contrario, si os pegan

una fuerte bofetada

en la mejilla, ponedle

la otra mejilla sin falta.

Al que lucha por quitarte

tu bella túnica blanca,

cédele también el manto

a gusto, de buena gana.

Si algún soldado te fuerza

para llevar una carga

a lo largo de una milla,

llévala dos, con gran calma.

Dale siempre al que te pide.

un favor, alguna gracia;

y al que solicita un préstamo,

nunca le vuelvas la espalda».

En la sociedad judía

la «ley del talión» estaba

vigente, al pie de la letra

por todos interpretada.

(José Javier Pérez Benedí)

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