“Una embarcación que iba rumbo a las Islas Canarias, con alrededor de 150 ocupantes de distintas nacionalidades a bordo, naufragó ayer (4 diciembre) en aguas del Atlántico a la altura de Nuadibú (Mauritania – África-). En el naufragio murieron alrededor de 62 personas. Otros 74 ocupantes de esa misma patera lograron salir con vida tras nadar hasta llegar a la costa de Mauritania, y fueron ellos los que dieron detalles del naufragio”.
“Rescatadas 207 personas en tres pateras en aguas de Fuerteventura, Alborán y el estrecho de Gibraltar. Entre los tripulantes de la embarcación precaria que se dirigía a la isla canaria había cuatro menores. Al menos otros cinco desembarcaron en el puerto de Motril” (7-8 diciembre 2019)
“Este viernes (6 diciembre) desembarcaron 24 personas en la playa del Águila, en el sur de Gran Canaria, y los bañistas que disfrutaban del sol de la isla se lanzaron a socorrerlas. Los integrantes de la patera, un grupo de tres bebés, tres niños, 10 varones y ocho mujeres, desembarcaron por sus propios medios en la orilla. Los bañistas, que observaban la escena estupefactos, ayudaron de inmediato, incluso antes de que los servicios de emergencia llegasen para entregar agua, alimentos y ropa de abrigo a los inmigrantes. Algunos de los usuarios de la playa se pusieron de acuerdo para ir a un supermercado cercano y comprar leche y biberones para los más pequeños, y embutidos, pan y yogures para los demás”.
“Cáritas y la Delegación de Migraciones de Málaga han salido al paso tras el naufragio de una patera en la que viajaban 78 personas. Tres personas han muerto en el mar y una cuarta en el hospital”. (27 noviembre 2019)
Una bañista sostiene en brazos a un bebé que llegó en patera a la playa del Águila (Gran Canaria). BORJA SUÁREZ. REUTERS
Y el pasado lunes, 16 diciembre, los Medios de Salvamento Marítimo se encontraban en la Isla de Alborán a la espera de poder trasladar a puerto -probablemente el de Almería- a los 72 integrantes de una patera que llegó de madrugada y en la que fue hallado también un cadáver. Fuentes de la institución han informado a este diario de que todos los inmigrantes son subsaharianos, 12 de ellos mujeres y tres menores.
Noticias de los últimos días sobre inmigrantes. Hechos que cada día se repiten más y que cada vez se comentan menos en los medios de comunicación (Ocupan primeros lugares e importancia sucesos y sucesos que alimentan curiosidades malsanas). Ya no son noticia de primera página, sino de un rincón del periódico o una noticia de paso en los telediarios. Noticias tristes de naufragio y muerte… y noticias de acogida y ayuda que ponen calor humano ante estas tragedias.
No podemos acostumbrarnos. No podemos cerrarnos. No podemos autodefendernos y justificar o defender las puertas cerradas a cal y canto. No nos quitan trabajo. No podemos hacer demagogia barata a costa de nuestros hermanos inmigrantes. Como reflexión, ofrezco este Comunicado de la Delegación de Migraciones de la Diócesis de Málaga. Para difundir lo que no llega a la opinión pública. Con que alguien lo lea, habrá merecido la pena.
- Ante la noticia de la muerte de tres personas cerca de Melilla, Cáritas Diocesana y la Delegación de Migraciones de la Diócesis de Málaga muestran su profundo dolor por la pérdida de estas vidas humanas y su solidaridad con los familiares de las víctimas.
- Nos preocupa la situación de los desaparecidos. Según datos oficiales, la embarcación llevaría a bordo unas 78 personas, han sido rescatadas 59, algunas de ellas menores de edad. Cinco adultos se encuentran en estado grave.
- Agradecemos a las personas e instituciones de salvamento y acogida la inestimable labor que realizan.
- No debemos permitir que la frecuencia de estas tragedias terminen insensibilizándonos. “La indiferencia y el silencio abren el camino a la complicidad cuando vemos como espectadores a los muertos por sofocamiento, penurias, violencias y naufragios” (Papa Francisco).
- Como discípulos de Cristo no podemos olvidar que son hermanos nuestros y no “material descartable”. Nadie inicia un éxodo tan difícil y duro por mero afán de aventura, voluntariamente, sino huyendo de la penuria del hambre, de la guerra o de la persecución religiosa.
- Denunciamos las situaciones de injusticia que impulsan a estas personas a dejar su familia y su tierra buscando un futuro mejor. Las víctimas habrían podido contribuir a la construcción de una sociedad mejor, más justa y fraterna, que con su pérdida queda irremediablemente empobrecida.
- Invitamos a la comunidad eclesial a unirse en oración y a comprometerse, contribuyendo a que no sigan repitiéndose tragedias de este tipo y acogiendo a los inmigrantes como hermanos.