Desde hace unos meses, el sacerdote José Manuel Vargas es el consiliario del Movimiento Vida Ascendente en la diócesis de Tarazona, un movimiento de la Iglesia que, como él nos explica, «está pensado para seglares jubilados y mayores, para ayudar a que estos, desde el cuidado de la espiritualidad, la experiencia de la amistad y el desarrollo de la tarea del apostolado en medio del mundo, puedan seguir creciendo y madurando en todas las dimensiones que los constituyen como personas y, concretamente, como cristianos.»
Ordenado sacerdote en la diócesis de Tarazona el 30 de Octubre de 2016, José Manuel Vargas asume con «alegría e ilusión» la tarea que ahora se le ha confiado de ser consiliario del Movimiento de Vida Ascencente «porque me permite seguir en contacto con todas aquellas personas a las que había acompañado en los distintos grupos con los que he trabajado»-nos cuenta- ya que cuando estuvo de párroco en Ateca, Aniñón y Cervera ya estuvo con el Movimiento y -añade- «porque considero que es mucho lo que nuestros mayores pueden aportar a nuestra Iglesia y a los que vamos detrás de ellos». Actualmente, además de consiliario de Vida Ascendente es párroco de San Antonio de Padua en Calatayud, capellán de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados y comparte con otro sacerdote la atención pastoral del Hospital Ernest LLuch de Calatayud. También es el responsable del Secretariado diocesano para la Vida Consagrada de nuestra Diócesis.
VIDA ASCENDENTE EN LA DIÓCESIS DE TARAZONA
«En nuestra Diócesis forman parte del Movimiento de Vida Ascendente alrededor de 90 personas de los arciprestazgos de Calatayud, Alto y Bajo Jalón», nos comenta el sacerdote. «Como consiliario diocesano de este Movimiento sueño con su expansión y desarrollo dentro de nuestra diócesis».
«Por ello, quiero desde aquí invitar y animar tanto a sacerdotes como a seglares a que se unan a nosotros en esta estupenda aventura de ir siempre más allá, a pesar de los años y las limitaciones que estos puedan suponer». Porque como señala José Manuel Vargas «siempre hay algo nuevo esperando, algo nuevo por conocer y vivir. Queda mucho por crecer y disfrutar, aunque muchas veces pensemos que ya está todo hecho. Los años cumplidos, por abundantes que sean, nunca deben ser un lastre que frene nuestro proceso de maduración que ha de ser constante hasta el final. Que nunca la edad ahogue la vida que nos espera cada día para ser vivida desde la alegría de la fe. Hagamos crecer en la diócesis de Tarazona este Movimiento de Vida Ascendente. Entre todos es posible y merece la pena intentarlo».
La dinámica del Movimiento es sencilla: «Consiste en reuniones de grupo normalmente semanales en las que, no faltando el momento de oración, se trabajan los materiales propuestos a nivel nacional, dando pie también a compartir las experiencias personales de cada uno de los miembros. Además a lo largo del año se tienen también encuentros y convivencias de todos los grupos en momentos señalados del año, como es el inicio de curso; la fiesta de los patronos del Movimiento (San Simeón y Santa Ana) en febrero y la Asamblea y viaje de fin de curso en junio», concluye el sacerdote.