La Misión Joven, un milagro inesperado

Ascen Lardiés
12 de agosto de 2019

Como un milagro inesperado, en palabras del obispo Ángel Pérez, la Misión Joven que ha unido a 50 jóvenes de la diócesis de Asidonia-Jerez con una treintena de Barbastro-Monzón, ha dejado en los cuatro arciprestazgos altoaragoneses el testimonio de la alegría interior que aporta Jesucristo en sus vidas. “Tenemos al alcance de la mano ser felices y entregarnos a los demás”, afirma la montisonense Ariana. “Me quedo con el buen ambiente, la buena energía y lo bien que nos han acogido allí donde hemos ido a hacer actividades”, añade Elena, de Barbastro.

Ellas han formado parte de este animado grupo que comenzó sus actividades el 5 de agosto en la capilla de los Mártires Claretianos de Barbastro y las terminó el domingo, día 11, besando la reliquia del beato Florentino, obispo mártir, cuyo báculo fueron sosteniendo entre las manos al término de la eucaristía de clausura en la Catedral de Barbastro. Allí, junto a la barbastrense Judith y otros dos jóvenes llegados desde la diócesis andaluza, Carlos Loncán, integrante de la Pastoral Juvenil de Barbastro-Monzón, aseguró haber descubierto “que hay otros jóvenes como yo, que están viviendo la misma felicidad de conocer a Dios, vivirlo, transmitirlo, que no se avergüenzan en ningún momento de ser cristianos y lo transmiten a los demás con desenvoltura”        

Y es que “se puede ser joven, guapo por dentro – que es lo que más importa- y por fuera, y se puede ser creyente”, repitió Mons. Ángel Pérez en la homilía, en la que dio las gracias a todos los involucrados y manifestó que “Dios ha estado grande  con esta tierra” al propiciar esta Misión entre dos diócesis separadas por mil kilómetros. El prelado ha valorado de forma muy positiva la iniciativa, que surgió hace dos años del viaje de un grupo de Asidonia-Jerez a Barbastro, y ha manifestado “que los jóvenes auténticos y coherentes no quieren chiringuitos, no se conforman con sucedáneos. Quieren encontrarse con Jesucristo porque saben que, si Él pasa por sus vidas, siempre pasa algo”. Por eso, al finalizar la eucaristía, al gesto con la reliquia y el báculo del beato Florentino, se añadieron otros dos: la entrega de una cinta de la Virgen del Pilar y la consagración de los participantes como apóstoles de calle. Porque «con un puñado de creyentes convencidos se pueden mover montañas”, ha afirmado el obispo diocesano.

      

Actividades, oración y ¡música!

Las canciones, acompañadas de guitarras y palmas, han acompañado las intensas actividades de la Misión Joven que se desdobló, del jueves al sábado, con un Encuentro de la Esperanza en Peralta de la Sal, iniciativa novedosa en la diócesis. Las visitas a enfermos y ancianos, al Santuario de la Alegría -para desescombrar el tejado-, y a las Clarisas de Monzón y al Monasterio de Sigena, para conocer la vida monástica y los testimonios de las hermanas, así como la celebración de Una Luz en la Noche en Barbastro y Aínsa, o las dinámicas llevando la Palabra de Dios a las calles de Fraga y Barbastro y la Noche Clara en Monzón se han dejado sentir en la diócesis, cuyos sacerdotes han acompañado a estos jóvenes. Juntos han disfrutado también de la convivencia en el pabellón Joaquín Saludas de Monzón, cuya intendencia y organización ha contado con la colaboración de varios matrimonios de Asidonia Jerez. La semana ha incluido espacio para actividades lúdicas como la visita teatralizada al Castillo de Monzón o el concierto de los grupos musicales de ambas pastorales juveniles, el sábado por la noche.

   

 

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