Patina con elegancia y energía, siempre sonriendo. Entrena cinco días a la semana, cuatro con patín y uno en el gimnasio. Le apasiona la competición, viajar y vivir experiencias con sus amigas. No es competitiva, pero exigente consigo misma, le gusta hacer las cosas bien. Lleva desde pequeñita practicando, acudiendo a competiciones, respirando el deporte y sus valores.
Con 12 años, tras una competición que salió mal, otras chicas le dijeron que las mallas le quedaban mal. Además, el entrenador estuvo desacertado comentando que quizás tenía sobre peso, causa del mal resultado.
El viaje de vuelta a casa lloró en el coche, se sentía muy mal. Su madre le preguntaba el motivo de ese cambio de actitud, cuando siempre había aprendido de los errores deportivos y era consciente de que la derrota forma parte del deporte. Nunca había tenido esa reacción.
Lo que su madre no sabía en ese momento es que el motivo del llanto era otro, su perspectiva sobre sí misma había cambiado. Personas cuya opinión es importante ahora para ella habían juzgado su cuerpo, el cual está sufriendo cambios naturales a su edad. Cambios que exigen una nueva aceptación sobre sí misma.
Finalmente habló con su madre, la cual me llamó para plantear unas recomendaciones alimenticias. Preferí quedar con ambas, madre e hija, para charlar personalmente. Hablamos del deporte, de sus competiciones y de su estupendo estado de forma. Y sobre todo sobre su autoestima. «No hay recomendación nutricional, dieta o alimento que cambie el concepto que tenemos sobre nuestro cuerpo», le insistí. «Ésta es la mejor recomendación que puedo darte».
Aceptar nuestro propio cuerpo forma parte de nuestra educación física y emocional. Ser alto, rubio, paticorto o moreno no depende de nosotros. Además, es algo individual que nos hace extraordinarios y nos caracteriza frente a la sociedad. Habrá personas a las que nuestro cuerpo les parezca fantástico, a otras repugnante y para otras pasará simplemente desapercibido, pero ¿qué dice tu corazón? Podrás subir o bajar de peso para mejorar el rendimiento de una competición, pero el juicio sobre tu cuerpo no depende del cronómetro o la puntuación deportiva.
«Eres tan hermosa como el reflejo de tu corazón»