Opinión

Jesús Moreno

A pie de calle

Votar, sí; pero ¿A quién?

27 de marzo de 2019

 

  1. ¿A quién voy a votar si en todos los partidos hay políticos que se aprovechan del cargo, mienten descaradamente, hacen de la política su negocio privado, sin interesarse por el bien de los ciudadanos? También hay políticos honestos que intentan no caer en eso que criticamos.

 

  1. Lo políticamente correcto es opinar con ideas brotadas del corazón, del espíritu cultivado y de la razón entrenada en la reflexión y compromiso ciudadano.

 

  1. “Sería muy aburrido que todos los cristianos votaran a una sola opción política. La fe nos puede llevar a compromisos políticos distintos. Desde la Doctrina Social de la Iglesia no se puede decir a quién votar… pero la democracia es elegir al menos malo”. (Antonio Algora, Obispo emérito de Ciudad Real)

 

  1. Sobre todo, y esto conviene recordarlo en un momento en el que estamos llamados a elecciones, la responsabilidad final será de todos y cada uno de los ciudadanos.

Cuatro afirmaciones que me parecen evidentes: en los partidos políticos hay de todo, honestidad y corrupción. La verdadera política surge de la unión del corazón y la razón. La existencia de distintas opciones políticas es una riqueza. El resultado de unas elecciones es responsabilidad de todos.

Cuatro afirmaciones que me parecen evidentes: en los partidos políticos hay de todo, honestidad y corrupción. La verdadera política surge de la unión del corazón y la razón. La existencia de distintas opciones políticas es una riqueza. El resultado de unas elecciones es responsabilidad de todos.

Cuatro afirmaciones que me parecen evidentes: en los partidos políticos hay de todo, honestidad y corrupción. La verdadera política surge de la unión del corazón y la razón. La existencia de distintas opciones políticas es una riqueza. El resultado de unas elecciones es responsabilidad de todos.

Pero, un cristiano ¿a quién tiene que votar?

Un cristiano es toda persona que intenta seguir con sinceridad y honestidad a Jesús y su Evangelio. Por tanto, el programa ‘político’ del cristiano es el Evangelio. Porque ser cristiano es un modo de vivir al estilo de Jesús y, por tanto, un modo de influir en la transformación de la sociedad con el propio testimonio y el compromiso de la vida personal y de la comunidad cristiana.

No hay ningún partido que refleje el Evangelio de Jesús cabalmente (si no lo hace la Iglesia –santa y pecadora-, menos lo hace un partido político). No necesitamos partidos políticos ‘de inspiración cristiana’. Ni defensores de ‘valores cristianos’. Ni partidos que no respeten las libertades de todos, incluida la libertad religiosa. Solo nos hacen falta partidos que respeten a todos y trabajen por el bien común, con ‘solidaridad preferencial’ con los más necesitados de España y del mundo entero. Sean cuales sean sus siglas. Por tanto, ningún partido político puede usar el nombre de Dios, de Jesús, del cristianismo, en vano.

                “Aunque mucho de lo que se entiende por política pública sea primordialmente una responsabilidad del Estado cuya finalidad es garantizar el bien común de los ciudadanos, todas las personas e instituciones deben sentirse protagonistas de las iniciativas y acciones que promuevan “el conjunto de aquellas condiciones de vida social con las cuales los hombres, las familias y las asociaciones pueden lograr con mayor plenitud y facilidad su propia perfección” (Gaudium et spes, 74)”.[1]

La Iglesia no tiene ningún partido al que presentar como ‘más cristiano’. Por eso, quienes presentan desde la Iglesia consejos u orientaciones políticas, deben cuidar exquisitamente que ninguno de esos consejos ‘huelan’ a ningún partido político.

Nadie puede decir que este partido es más cristiano que este otro. Tú y yo, tampoco. Teniendo en cuenta las cuatro afirmaciones del principio, votemos con corazón, con la razón solidaria, con la mayor información y reflexión posibles. Ni más ni menos.

Votar en democracia no es tomarse una cerveza con los amigos arreglando, de paso, el mundo. Es una de las responsabilidades más exigentes que tenemos como ciudadanos y como cristianos.

 

[1] FRANCISCO. Mensaje en la Campaña de Fraternidad de la Iglesia de Brasil 2019

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