Guadalupe Ortiz de Landázuri (1916-1975) fue una fiel laica dedicada a la enseñanza que será beatificada el próximo 18 de mayo. Este miércoles, José Carlos Martín de la Hoz, el postulador diocesano de su causa, compartió con hombres y mujeres de Zaragoza algunos aspectos de la vida de la venerable Guadalupe en un acto organizado por el Colegio Mayor Peñalba.
Beatriz Gracia presentó ayer la conferencia-coloquio ofrecida en el salón de actos de la Cámara de Comercio de Zaragoza, a las 18.00 horas. 350 personas asistieron al acto, y pudieron conocer algunos detalles de la vida de la primera mujer y laica del Opus Dei que va a ser beatificada. Entre ellos, Martín de la Hoz destacó la importancia de la alegría al considerar la causa de Guadalupe. Este dato puede percibirse de forma evidente en el libro Letras a un santo-que reúne una selección de sus epístolas-, donde se describe constantemente como feliz: “… y yo tan contenta”, según apuntó Martín de la Hoz.
“La historia de Guadalupe muestra un ejemplo de vida cristiana como laica y como mujer”, afirmó Beatriz Gracia, empresaria. En 1940, Guadalupe Ortiz se convirtió en una de las primeras mujeres licenciadas en Química de España. Desde ese año, se dedicó a la enseñanza y, como emprendedora, encabezó numerosos proyectos dirigidos a jóvenes universitarias en España y México. En 1965, defendió su tesis doctoral, por la que recibió dos premios de la comunidad científica. Su vida finalizó en Roma, en 1975, a causa de una grave enfermedad cardiovascular. El cardiólogo Joaquín Barba aseguró para este reportaje multimedia que le llamaba la atención “esta capacidad que tuvo Guadalupe para sobreponerse a la enfermedad y realizar la actividad que desarrolló a lo largo de su vida”.
El padre José Carlos Martín de la Hoz reveló esta anécdota que “resume perfectamente la forma de ser” de la futura beata: una noche, el sacerdote encargado de depositar al Santísimo en el sagrario del lugar donde vivía Guadalupe, le sugirió que igual no era conveniente mantenerlo hasta el día siguiente allí, por “un fuerte olor a lejía”. Ella respondió: “Don Pedro, yo soy la química. Yo me encargo”. Al día siguiente, el presbítero volvió y, sorprendido por el “maravilloso olor” del lugar, se fijó en que se había colocado un pedacito de algodón con gotas de una potente sustancia que desprendía un perfume delicioso y elegante. En la homilía de ese día, aquel sacerdote confesó que el algodón que había encontrado le descubría las posibilidades que tiene una persona sencilla de ser santa con la gracia de Dios, tesis fundamental de Gaudete et Exultate, la última exhortación del papa Francisco.
A continuación, el ponente explicó en qué consiste una beatificación, la importancia de haber constatado un milagro como el sucedido con Antonio Sedano -a quien le desapareció un tumor junto al ojo en el año 2002- y la relevancia del caso de Guadalupe. Bromeó: “En la Congregación de las Causas de los Santos se dice que donde hay humo hay fuego”. Para concluir, transmitió las palabras del prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, el cardenal Becciu, quien habló de la historia de Guadalupe como “un gran don de Dios para la Iglesia”; y, finalmente, concluyó: “Hablar de Guadalupe es hablar de la historia del amor de Dios hecho vida en una persona”.