Opinión

Isabel Escartín

Afortunados

20 de febrero de 2019

Ayer domingo, reflexionábamos sobre el Evangelio propuesto para este día: ¡BIENAVENTURADOS!

Conforme escuchaba la homilía iba, mentalmente, repasando quien y cuando somos tan felices como Jesús nos va proponiendo.

¿Serán, acaso, dichosos los que aceptan sus errores e intentan reinventar sus vidas?

O bien cuando aceptamos los golpes de la vida sin preguntarle a Dios aquello de  “¿por qué a mí?”

¿¡Y por qué no!?  Hay un profesor que nos ayuda en la salud mental en las cárceles que pregunta a los oyentes: «¿Tú cuando naciste firmaste en algún sitio que todo te iba a ir bien, que serías rico, amado y feliz?»

Ante la cara de extrañeza de sus alumnos responde él mismo: «¡la has liado! Todo saldrá como quiera sin que tú puedas reclamar!»

Tendrás dolor, alegrías, desamor, necesidades no cubiertas, frío en el alma, incomprensión, dificultades y algunas facilidades, y lo peor: falta de libertad quizás.

Pero según Jesús de Nazaret siéntete dichoso porque ese es el camino del Reino de los cielos, o sea el camino hacia Dios.

Tampoco me parece tan sencillo. Bueno, sencillo sí, no me parece fácil. Y sin embargo muchas, muchísimas personas lo han conseguido y lo consiguen a diario. Miremos a nuestro alrededor. No tenemos que buscar caras largas, ni tristes ni preocupados: solo personas que caminan confiadas en su Palabra, la palabra de Jesús y aceptan y luchan y trabajan por los suyos, por los de todos y por un mundo mejor. Esos son bienaventurados, fortunate en inglés, afortunados, tocados por la fortuna de ser y ayudar a ser.

Y luego los resilientes: esos a quien la vida les ha pegado duro y saben salir adelante; y gente que ha errado a quien los “buenos” consideramos pecadores y que si limpiamos la mirada les vemos luchar, rehacerse, coger un camino distinto. De esos tengo la fortuna de ver muchos.

Porque limpiar nuestra mirada también es una bienaventuranza: “los limpios de corazón verán a Dios”

Hasta ahí me dio la homilía del domingo….oremos, dijo el cura. ¿Y yo, donde llego..? Si, oremos. Es la única manera de entender algo.

Y caminemos y seamos felices porque como dicen que dijo Sócrates “el paso del tiempo arruga tu piel pero la falta de entusiasmo arruga tu alma”

 

 

Este artículo se ha leído 38 veces.
Compartir
WhatsApp
Email
Facebook
X (Twitter)
LinkedIn

Noticias relacionadas

Este artículo se ha leído 38 veces.