El pasado lunes, 4 de febrero, Mons. Eusebio Hernández, obispo de Tarazona, presidió una Misa Funeral por el Cardenal Fernando Sebastián, natural de Calatayud y fallecido en Málaga el pasado mes de enero. La celebración tuvo lugar en la Real Colegiata del Santo Sepulcro, parroquia donde fue bautizado.
En la Santa Misa, concelebrada por los párrocos de la ciudad, el Cabildo de la Colegiata y más de veinte sacerdotes y religiosos, y con la asistencia de familiares del Sr. Cardenal y de autoridades civiles y militares de la Calatayud, el Sr. Obispo explicó la importancia de la figura de D. Fernando no sólo para la iglesia en España, sino también a nivel internacional, ya que fue un gran teólogo y profesor, que sirvió de referencia a tantos obispos y arzobispos, incluyendo al entonces cardenal Bergoglio, hoy Papa Francisco. Precisamente este reconocimiento llegó cuando fue creado cardenal –el primero español creado por Su Santidad Francisco- el 22 de febrero de 2014.
En los últimos años D. Fernando visitó en varias ocasiones la diócesis de Tarazona y, en concreto su ciudad natal de Calatayud, donde predicó la novena de Nuestra Señora la Virgen de la Peña, y ofreció diversas charlas de formación a sacerdotes y seglares. También tomó parte de la celebración de San Juan de Ávila en nuestra diócesis en 2017, donde pronunció una charla a los sacerdotes sobre la ‘Amoris laetitia’.
Como apuntó Mons. Hernández, obispo de Tarazona, en su homilía, “D. Fernando ha sido una figura importante y respetada en el episcopado español, y todo su esfuerzo y trabajo pastoral debe ser reconocido, pues la aportación teológica e intelectual del Sr. Cardenal es un gran legado para toda la Iglesia”.
D. Fernando fue ordenado sacerdote claretiano el 28 de junio de 1953 y elevado a la dignidad episcopal el 29 de septiembre de 1979, siendo nombrado obispo de León, conjugando este cargo con el de secretario de la Conferencia Episcopal Española. En 1988 fue nombrado arzobispo coadjutor de Granada, y en 1991 San Juan Pablo II lo nombró Administrador Apostólico de Málaga. En 1993 es trasladado como Arzobispo de Pamplona y Obispo de Tudela hasta que se jubiló en 2007. Desde entonces fijó su residencia en la Casa de Espiritualidad de Málaga, donde permaneció hasta su muerte el pasado 24 de enero.