Paternidad responsable. A los cincuenta años de la ‘Humanae Vitae’

Iglesia en Aragón
30 de enero de 2019
El Centro Pignatelli organiza todos los años un curso sobre cuestiones actuales en el diálogo entre ciencia y religión. El próximo se desarrollará en tres sesiones, en torno a la encíclica de san Pablo VI Humanae Vitae (1968) y en él participarán los profesores José Alegre (‘La Humanae Vitae en su contexto’, miércoles 30 de enero), Carmen Massé (‘50 años de anticoncepción: cambios en los métodos, ¿también en la reflexión?’, miércoles 6 de febrero) y Javier de la Torre (‘Nuevos caminos a la luz de la Amoris Laetitia’, miércoles 13 de febrero). Las tres conferencias serán a las 19.30 horas, en la sede del Centro Pignatelli (Constitución, 6), y recogerán enfoques distintos: teología moral, medicina, bioética y derecho.

Los orígenes de estos cursos hay que buscarlos hace más de diez años, cuando un grupo de personas con afinidad cultural, teológica y cristiana deciden compartir la discusión sobre estos temas fronterizos. Allí estaban J. A. Martínez Paz (biólogo) y Manuel López (veterinario), ya fallecidos; así como Juan Jesús Bastero (biólogo), Álvaro Alemany (matemático), Pepe Alegre (moralista) y José Antonio Rojo (físico).

Interés por las ciencias

La creación del ‘Área de Ciencia y Religión’ en el Centro Pignatelli no es algo ajeno al espíritu fundacional de la Compañía de Jesús. Para el coordinador de esta área, Juan Jesús Bastero, el empeño científico de los jesuitas “está desde el principio y no es adorno ni esnobismo”, sino que está de algún modo incluido en el “encontrar a Dios en todas las cosas, para desarrollar la vida cristiana con y en las cosas del mundo”.

Bastero ofrece una larga lista de jesuitas que han destacado en este campo del saber humano y que ilustra este interés por las ciencias:el alemán Cristóbal Clavio (1537-1612), profesor en el Colegio Romano (actual Pontificia Universidad Gregoriana), que mantuvo relación con Galileo y fue uno de los autores de la reforma del calendario encargada por el papa Gregorio XIII;  Athanasius Kircher (1602-1680), también alemán, que funda el Observatorio de Avignon (1631-1633); Matteo Ricci (1552-1610), italiano, que en China aportó los conocimientos de astronomía de la época, siendo aceptado por la corte del Mandarín; José de Acosta (1540-1600), español, que recorre América y publica la Historia natural y moral de las Indias (1590).

También hay que señalar que el Observatorio Vaticano (Specola Vaticana), fundado por León XIII en 1891 detrás de la basílica de San Pedro, tuvo desde el comienzo jesuitas, pero no sólo ellos. Fue Pío XI quien lo trasladó a Castelgandolfo en torno a 1935 y lo confía ala Compañía de Jesús, cosa que continúa en el presente con dos sedes: Castelgandolfo y Tucson (Arizona).

Divulgar cuestiones complejas

Las actividades del ‘Área de Ciencia y Religión’ tienen como objetivo dar a conocer al público en general temas a los que no tienen fácil acceso y hacerlo desde un punto de vista divulgativo, desde una obra de la Iglesia, como es el Centro Pignatelli.

Las cuestiones más importantes se organizan en torno a dos ejes. El primero se corresponde con lo conceptual/dogmático, aplicado a la descripción del mundo: ¿cómo integrar afirmaciones de la ciencia del siglo XX (Big Bang, evolución, aparición de la ciencia humana) con las afirmaciones y el sentido que aportan las Sagradas Escrituras? El segundo se acerca a los interrogantes éticos: los umbrales de la vida, las posibilidades de las ciencias biomédicas, el respeto a la dignidad de la persona.

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