Martín Ibarra Benlloch, Presidente de la Comisión Histórica para la Causa de beatificación de los mártires de la diócesis de Barbastro-Monzón.
Ha publicado un libro sobre la primera gitana beatificada, Emilia Fernández, que fue beatificada en Almería, junto a otros 114, el pasado 25 de marzo.
¿Qué significa, en su criterio, la beatificación de una gitana?
Es una gran alegría para toda la Iglesia, para las mujeres y para la comunidad gitana. Los gitanos están en el corazón de la Iglesia Católica y esta beatificación lo muestra una vez más. Emilia, gitana de Almería, canastera de profesión, nos muestra que todos podemos ser amigos de Dios y alcanzar la santidad.
En las peores circunstancias, -presa en la cárcel, sin su familia, fuera de su comunidad gitana, con hambre-, descubre a Dios. El ver cómo rezaban el Rosario otras mujeres presas, todas las tardes, le lleva de nuevo a la fe. Nunca es tarde para volver a Dios; la Virgen María nos ayuda siempre a volver a su Hijo. Emilia, como Ceferino Jiménez, El Pelé, mártir de nuestra diócesis y primer gitano beatificado, es también “mártir del Rosario”.
Háblenos del libro que ha publicado.
El libro tiene cuatro partes. En la primera, se narra la infancia y juventud de Emilia. En la segunda, lo relacionado con la revolución y la Guerra. En la tercera, la detención de Emilia y Juan Cortés, su marido. En la prisión de Gachas Colorás se da su conversión. Ahí nace su hija Ángeles y ahí muere Emilia a comienzos de 1939. En la cuarta parte se habla de su proceso de beatificación, de la fama de santidad y de la vida de Emilia en Tíjola, su ciudad natal. Resulta en conjunto, una visión lo más completa de ella, de la comunidad gitana y de la sociedad de Tíjola y Almería, en unos años convulsos. Es todo él un canto a la esperanza, a la convivencia entre payos y gitanos.
Estuvo en la celebración de Almería. ¿Qué nos dice?
La ceremonia en Roquetas de Mar, fue multitudinaria y un momento de gran felicidad.
Yo asistí dentro de la Peregrinación Gitana organizada por el Departamento de Pastoral Gitana de la Conferencia Episcopal. Fue la beatificación de la alegría. Tanto en el acto del viernes por la tarde-noche, como en el festival del sábado por la tarde, la armonía, la alegría, la confraternización estuvieron presentes. Espero y deseo que la beata Emilia ayude mucho al pueblo gitano y particularmente a la mujer gitana.