Comentario dominical: 30 de diciembre de 2018

Diócesis de Tarazona
24 de diciembre de 2018
FIESTA DE LA SAGRADA FAMILIA

“Los esposos son entre sí reflejos del amor divino que consuela con la palabra, la mirada, la ayuda, la caricia, el abrazo. Por eso, querer formar una familia es animarse a ser parte del sueño de Dios, es animarse a soñar con Él, es animarse a construir con El, es animarse a jugarse con Él esta historia de construir  un mundo donde nadie se sienta solo”. Papa Francisco. (A,L . Nº  321).

EVANGELIO: Lucas 2, 22-40

Los padres de Jesús solían ir cada año a Jerusalén por la fiesta de la Pascua.
Cuando cumplió doce años, subieron a la fiesta según la costumbre y, cuando terminó, se volvieron; pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que lo supieran sus padres.
Estos, creyendo que estaba en la caravana, anduvieron el camino de un día y se pusieron a buscarlo entre los parientes y conocidos; al no encontrarlo, se volvieron a Jerusalén buscándolo.
Y sucedió que, a los tres días, lo encontraron en el templo, sentado en medio de los maestros, escuchándolos y haciéndoles preguntas. Todos los que le oían quedaban asombrados de su talento y de las respuestas que daba.
Al verlo, se quedaron atónitos, y le dijo su madre:
«Hijo, ¿por qué nos has tratado así? Tu padre y yo te buscábamos angustiados».
Él les contestó:
«¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en las cosas de mi Padre?».
Pero ellos no comprendieron lo que les dijo.
Él bajó con ellos y fue a Nazaret y estaba sujeto a ellos.
Su madre conservaba todo esto en su corazón.
Y Jesús iba creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y ante los hombres.

COMENTARIO-REFLEXIÓN

Día de la familia. Se trata  de una familia  oriental donde conviven los esposos,  los hijos y los abuelos. Y todos caben.

Los esposos. (  2ª  Lectura. Col. 3,12,21)  Hay que ir al matrimonio equipados. Lo mismo que uno que va a esquiar o a escalar una montaña… ¿Qué traje deben ponerse?  “la misericordia entrañable, la bondad, la humildad, la dulzura”. La misericordia es una palabra compuesta que significa: poner el corazón sobre nuestra miseria. Todos somos limitados, somos pecadores. Y a veces, aún con la mejor intención, nos  hacemos daño. La única solución es pedirnos perdón de todo corazón. Sin capacidad de  perdón, nuestra convivencia siempre estará amenazada. El sol que sale con fuerza no tiene miedo a la escarcha de las frías mañanas de invierno. La humildad, dice Santa Teresa, es la verdad. La verdad de saber que en el matrimonio nadie es más que nadie ni menos que nadie. Los dos son hijos de Dios a quienes ama de la misma manera. La dulzura es el amor de  excelencia,  amor cariñoso, el amor de detalles. Es lo mismo que  el aceite para los coches. Si falta, se enciende una lucecita roja que manda pararte. De lo contrario, te cargas el motor. Con la dulzura se suavizan las relaciones, se eliminan las tensiones y hace que la convivencia vaya sobre ruedas.

Los abuelos. ( 1ª  Lectura. Eclo. 3,2-6.12-14) En la primera lectura se nos habla de abuelos y se nos dice cosas tan bellas como éstas:” el que respeta a sus padres ancianos acumula tesoros; cuando rece será escuchado. Hijo mío, no los abandones cuando sean mayores, aunque ya digan bobadas, ten indulgencia, no los abochornes”.   Acumula tesoros. Los hijos no obedecen, los hijos imitan. Lo que tú hagas con los abuelos harán tus hijos contigo. “Cuando reces serás escuchado”  A veces decimos que Dios no nos escucha. ¿No será porque no tratamos bien a los mayores? “!Hijo mío!, no los abandones” Da la impresión de que el mismo Dios se pone de rodillas para suplicarnos que no abandonemos a los abuelos. “Ten indulgencia aunque digan bobadas”.  Ya sabemos que repiten las cosas y que son raros. Es lo normal. Lo mismo que los niños hacen gracias, los mayores tienen rarezas…  ¿Has pensado en lo que serás tú cuando tengas sus años?  !No los abochornes!  Un hijo nunca debe avergonzarse de sus padres. Tal vez no hayan  tenido medios para adquirir cultura porque necesitaron trabajar para que tú pudieras estudiar.  Un hijo siempre se siente orgulloso de sus padres.

Los hijos.  Evangelio. (Lc. 2,22-40) Qué actuales las palabras de la Virgen cuando se le quedó Jesús perdido en el Templo. “Tu padre y yo apenados te buscábamos”.  Es una queja cariñosa.  Es la que hace cualquier madre o padre  al constatar  cómo los hijos se van de casa por la noche…Y los padres, sin poder dormir,  esperando que amanezca. Y siempre con la espada  del presentimiento encima de sus cabezas: … ¿Cuándo vendrá? ¿Lo traerán vivo o muerto?…  ¿A quien acudir especialmente las madres en estas situaciones?  A la madre de Jesús que vivió con ese presentimiento toda la vida: “Una espada atravesará tu alma”  (Lc. 2,35).  “Y el niño crecía en edad, sabiduría y gracia”  La ley del niño es la ley del crecimiento. Está en la edad de crecer. Pero no sólo biológicamente, sino también intelectualmente y, sobre todo, espiritualmente.  Los padres se preocupan mucho del primer crecimiento: que no les falte ni comida, ni vestido. Menos del crecimiento intelectual, y mucho menos del crecimiento en la fe.

PREGUNTAS.

1.-  Hoy que hay tantos fracasos en los matrimonios.  ¿Nos preocupa el equiparles mejor? ¿Todo se reduce a unos cursillos antes de la boda?

2.-  Hoy en España los abuelos tienen abundante comida, calefacción y medicinas. Y, sin embargo, se sienten solos. ¿A quien corresponde    dar esa medicina de una buena compañía?

3.-  Los hijos tienen muchos derechos sobre sus padres mayores. ¿Cuándo les va a llegar la hora de sus obligaciones?

ORACIÓN

Este evangelio, en  poesía, suena así:

José, María y Jesús,

un padre, una madre, un hijo.

Una Sagrada Familia,

un triple “amor” florecido.

La felicidad dormía

en aquel precioso “nido”.

Los tres vivían alegres

por el “amor” seducidos.

En aquel hogar bendito

Dios puso su domicilio.

Dios siempre  se hace presente

donde hay “amor” y cariño.

Su casa estaba asentada

sobre “roca” de granito.

No pueden con el “amor”

ni los vientos ni los ríos.

Su puerta quedaba abierta

al paso de los vecinos.

Donde hay “amor”, no hay extraños;

todos se sienten amigos.

Toda su vida giraba

alrededor del servicio.

Sin flores no hay primavera.

No hay “amor” sin sacrificio.

Señor, en nuestras familias,

Falta “amor” y hace frío.

Que en Jesús, José y María

encontremos nuestro abrigo.

(JOSÉ JAVIER PÉREZ BENEDÍ)

 PDF: 30 DE DICIEMBRE

Autor: Raúl Romero

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