Opinión

Jaime Urbizu

El recuerdo envuelto

24 de noviembre de 2018

Se acerca una de las fechas más señaladas para todos nosotros. Se acercan días de vacaciones. Se acercan días de cenas de familia, de empresa, de amigos. Se acercan días de descanso. Se acercan días de alegría. Se acerca la Navidad.

En esta pequeña firma solo me propongo una cosa, recordarte lo que celebramos en Navidad. Mejor dicho, recordarte a quien celebramos en Navidad.

La Navidad es la natividad de Jesús. Vamos, que es su cumpleaños. Y en nuestros 10 o 15 días de vacaciones, con toda esa alegría que desbordamos por los cuatro costados, no podemos olvidarnos del cumpleañero.

¿Qué podemos hacer para celebrar al cumpleañero? Pues cada uno lo que considere. Pero personalmente te diría que lo primero, por lo menos, es acordarnos.

En estos tiempos en los que vivimos es fácil que nos podamos dejar llevar o simplemente ni darnos cuenta del consumismo extremo, que hace las veces de niebla para no dejar ver lo que hay detrás.

Ya es triste que cuando celebramos el cumpleaños de Jesucristo no nos demos cuenta por culpa de unos pantalones, de una televisión, de una blusa, un abrigo, unas zapatillas, una bici, unos guantes, unos pendientes, y así con todo tipo de cosas que nos regalamos.

Me gusta pensar que los regalos que nos hacemos simbolizan (más o menos) la alegría que nos supone el nacimiento de Jesús. Dios se hace hombre, y nace de la Virgen María para salvarnos. Nace para que seamos plenamente felices en la tierra y en el Cielo. Pues eso son para mí los regalos, el recuerdo envuelto de que tenemos que ir al Cielo, de que tenemos que ser santos.

Con este pequeño truco esos pantalones, esa televisión, esa blusa, ese abrigo, adquiere para nosotros otra dimensión.

¡Casi se me olvida! Y que no se nos pase felicitarle, que se alegrará mucho.

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