Opinión

Francisco José Pérez

8M: ¿Por qué una huelga laboral y de cuidados?

8 de marzo de 2019

UN POCO DE HISTORIA

Igualdad salarial, reducción de la jornada laboral, protección por la maternidad, seguridad en el trabajo y sufragio femenino… eran las demandas de los movimientos obrero y feminista que estuvieron en la base de que el 8 de marzo fuera declarado como el Día de la Mujer Trabajadora, conmemorando el trágico incendio provocado por el patrón de una fábrica textil de Nueva York el 25 de marzo de 1911 y que terminó con la vida de 123 trabajadoras y 23 trabajadores, la mayoría inmigrantes. Estaban encerradas llevando a cabo una huelga para reclamar la reducción de su jornada laboral en 10 horas y que se les permitiera un tiempo para la lactancia.

En 1975, la ONU declara el 8 de marzo como el Día internacional de la Mujer, con el objetivo de recordar la necesidad de continuar luchando por la igualdad de derechos y de oportunidades, la equidad entre mujeres y hombres, la paz y la emancipación.

El año 2017, al grito de “ni una menos, vivas nos queremos”, proveniente de mujeres argentinas se convocó la 1ª huelga global de mujeres de trabajo productivo y reproductivo. En 2018 en España, numerosos colectivos de mujeres, y otros movimientos convocaron con motivo del 8M una huelga que contemplaba diversos ámbitos: laboral, de cuidados, de consumo, de la vida estudiantil y asociativa.

MUNDO LABORAL Y MUJERES HOY

La realidad de las mujeres sigue marcada por la desigualdad, y que se manifiesta también en unas condiciones laborales peores: ahí están los techos de cristal y la mayor precariedad, ya que gran parte de los trabajos a los que logran acceder están marcados por la temporalidad, la incertidumbre, los bajos salarios y las jornadas parciales no deseadas. Y cuando algunas mujeres accede a mejores trabajos, se encuentran con que los puestos de mayor salario y responsabilidad están copados por hombres. La empresa privada, la pública, las instituciones y la política son reproductoras de la brecha de desigualdad que también lo es de género.

Además, el embarazo, o los cuidados, continúan siendo objeto de despido y de marginación laboral, menoscabando las expectativas personales y profesionales de muchísimas mujeres, y ser mujer sigue siendo una de las principales causas de pobreza, y la precariedad se agrava para muchas de ellas conforme avanza su edad, si es migrante, o presenta cualquier forma de diversidad funcional o una imagen alejada de la normatividad.

Algunos datos en España:

  • El desempleo femenino es del 16,2% frente al masculino de 13,1%.
  • Las mujeres cobran un 23% menos, lo que supone trabajar 60 días gratis al año, trabajar 10 años más, o empezar 10 años antes.
  • Las mujeres asumen el 72,6% de los contratos  temporales.
  • Las mujeres pensionistas perciben una pensión de unos 400 euros menos. Y 3 de cada 4 prestaciones no contributivas las perciben las mujeres.
  • Las mujeres representan el 60% con estudios superiores, pero solo el 27% son directivas.
  • Usan el 98% de los permisos por maternidad y el 94% de las excedencias por cuidados.

EL TRABAJO DE CUIDADOS

Cuando una mujer no puede conciliar, otra mujer, de la familia o contratada, y mayoritariamente inmigrante, es la que se encarga de los cuidados.

El trabajo de cuidados es un trabajo mayoritariamente hecho por mujeres. En segundo lugar, es un trabajo que implica un fuerte componente afectivo: no se trata únicamente de prestar un servicio, sino que se presta un servicio a alguien, se crean redes sociales, hay emociones implicadas. Esta retórica del altruismo en el hogar ha servido para maquillar las relaciones de poder envueltas, lo rutinario de muchas tareas, las dimensiones de la obligatoriedad y la coacción. Además, es un trabajo que se caracteriza por la realización de múltiples tareas al mismo tiempo, con un componente de gestión constante de tiempos y espacios, donde la diferenciación entre tiempo de vida y tiempo de trabajo es sumamente dificultosa, más aún cuando se combina con diferentes formas de trabajo remunerado. Finalmente, otra de las características del mismo, es su invisibilidad en el sistema socio-económico y su gratuidad (o precariedad en caso de que sea remunerado).

Algunos datos de la situación en España y Europa:

  • El 89%de personas cuidadoras de personas mayores son mujeres, la mayoría cónyuges e hijas, con edades comprendidas entre los 45 y los 65 años, CSIC.
  • El 95%de las mujeres entre 25-49 años cuida y/o educa a sus hijas/os diariamente, frente al 68% de los hombres (posición 23 de 28 países de la UE), Eurostat.
  • El 84%de las mujeres mayores de 18 años cocina o lleva a cabo las tareas domésticas, frente al 42% de los hombres (posición 12 de 28 países de la UE), Eurostat.
  • Las mujeres dedican 38 horas semanalesal cuidado/educación de hijas/os y 20 horas semanales a cocinar o realizar labores domésticas, frente a 23 y 11 horas semanales que dedican los hombres, respectivamente, INE.
  • El 89%de las personas trabajadoras domésticas, son mujeres (57% migrantes) y tan sólo el 8% cotiza por todas las horas por las que trabaja (el 43% no cotiza por ninguna hora), Oxfam.
  • En Europa, la tasa de empleo de mujeres y hombres sin hijos/ases de 65% y 72,5% respectivamente (7,5 puntos de diferencia). Cuando mujeres y hombres tienen un/a hija/o, ese porcentaje pasa a ser del 70,5% para las mujeres y 84,6% para los hombres (14 puntos de diferencia). Con dos hijos/as, la tasa de empleo para mujeres pasa al 70,4% y la de los hombres al 89,2% (19 puntos de diferencia). Con tres hijas/os, la brecha aumenta hasta 28 puntos de diferencia (83,5% para hombres y 55,2% para mujeres), Eurostat.

ALGUNOS COLECTIVOS DETRÁS DE ESOS DATOS Y SUS GRITOS:

La precariedad ha sido definida como la esclavitud del siglo XXI. Ahora queremos fijarnos en la precariedad de las mujeres, en algunas de las formas que podemos considerar “Esclavitudes modernas”.

Empleadas de hogar y cuidados en España. Su GRITO“Sin nosotras, no se mueve el mundo”

“La mayoría somos mujeres migradas que sufrimos las consecuencias de una Ley de Extranjería que genera economía sumergida y nos expone a circuitos de abuso y vulneración de derechos”. Las asociaciones de trabajadoras se opusieron a la Enmienda 6777, introducida por el anterior gobierno del PP en la Ley de Presupuestos Generales del Estado de 2018, que retrasaba el reconocimiento de derechos y protección social de las trabajadoras de hogar y de cuidados. Ni el PP ni el PSOE han puesto en marcha políticas que incorporen el Empleo de hogar en el Régimen General de la Seguridad Social para que se eviten discriminaciones laborales en el desempleo, las pensiones y el circuito de abusos de la ley de extranjería.

Las Kellys en España. Su GRITO: “Sin nosotras no hay Hotel”

Las camareras de pisos y hoteles se empezaron a organizar y movilizarse en 2017. Denunciando, en todas las autonomías, que en sus contratos no se respeta ni su categoría ni las horas trabajadas. Tampoco se respetan las vacaciones que dicta el convenio ni los días por enfermedad de familiares. Denuncian abusos de sus empleadores, un ritmo de trabajo que pone en riesgo su salud, especialmente en temporadas altas, y el empeoramiento de condiciones laborales con la externalización del servicio”

Huelga de mujeres del textil en BangladeshSu GRITO«No hay puntada sin hilo»

(Recordemos como algunos incendios nos han revelado las condiciones de esclavitud en las que trabajan muchísimas mujeres y niñas para marcas conocidísimas y consumidas en España como Primark, Inditex-Zara…)

«Una huelga que apenas tiene repercusión mediática, pero que ha sabido durante más de cinco días mantener en jaque a toda la línea de la industria del textil en el país asiático. Alrededor de 3.500.000 personas -en su gran mayoría mujeres- forman parte de la mano de obra de la industria textil en Bangladesh. El 80% de la producción es exportada por un valor que solo el año pasado alcanzó poco más de 26.000 millones de euros. Para poder competir con China, Bangladesh, junto a otros países como Camboya, India o Vietnam no duda en recurrir al culto de la mano de obra extensiva a muy bajo costo, y sin ningún tipo de estabilidad, seguridad ni salubridad en sus condiciones laborales. Desde junio pasado y a lo largo de todo el año se fueron sucediendo las huelgas de las trabajadoras.»

 

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